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viernes, 23 de noviembre de 2012

Una mejor imagen empresarial


Cuando vas a algún lugar como el teatro, el cine, un restaurant, tienes expectativas de lo que verás y cómo quieres que se vea. Definitivamente los criterios de imagen son criterios del sentido de belleza que esperamos tener de lo que vemos. La belleza dicta, al final, lo que es correcto y digno de ser admirado y repetido en todos nosotros, es por eso que aparecemos hablando, vistiendo y pensando de acuerdo a ello.
 
Si nos pusiéramos a pensar un poco, nos diéramos cuenta de que el sentido de lo que es hermoso se prefiere, es amplio y es donde encontramos una parte que valoramos y donde depositamos nuestras expectativas.
 Es por eso que mientras que a algunas personas le gusta un detalle, una prenda; a otros el peinado, los colores, accesorios, el olor, las formas, el sabor, etc.
La belleza es muy general y particular porque es una interpretación muy personal de la realidad; sin embargo, tiene tendencias y sobre esas generalidades podemos mejorar la imagen nuestra o de la empresa que defendemos.
El hombre y la mujer que trabaja interactúa con otros, por eso su imagen debe ser una congruencia con lo que representa. La imagen es una síntesis general de los valores y metas que persiguen sus directivos, pero no todo lo que se desea es proyecto sino que este tiene una repercusión práctica: si vendes zapatos no tendrás a tus empleados con zapatos sucios o viejos.
Nunca deberíamos caer en la trampa de dejar libertad de expresión al trabajador en este aspecto, porque unos pueden y otros sencillamente no. Si ropa, no tendrás personal con ropa anticuada y fuera de lugar, en este caso los uniformes con el nombre del lugar trae coherencia e identidad.
Siempre uno debe hacerse la pregunta: ¿Qué quiere ver y sentir el cliente cuando llega? La respuesta aunque pareciera sencilla se interpreta erradamente. La imagen es para afuera, responde a la manera más adecuada de cómo quiero ser visto y entendido. Si uno solo cree que la gente lo entiende porque piensa que da todos los signos para ello se equivoca. No cortaría mi pelo en un local donde no haya espejos, el peluquero no tenga una bata blanca o exista un aroma a música instrumental. Aunque se diga que es mi criterio, el que vende debe preguntar, así se construye una imagen que se acomode a la generalización de lo que es hermoso.
Otro aspecto es el exceso, si uno vende sencillez y calidad como es el caso de algunas empresas internacionales, no caerían ellos en ser demasiado sencillos o en temer ser complejos porque lo importante es que el público lo haya entendido, luego este mismo le verá la sencillez del producto a la complejidad que en realidad tiene. Siempre que se quiere llevar un mensaje hay que cuidar a quién se muestra la imagen, de esta manera no será algo demasiado evidente e innecesariamente sobrecargado. La coherencia no es a ultranza ni excluyente con necesidad.
Algo importante que tenemos que tener en cuenta es que no existe un criterio único de lo que es la imagen adecuada o perfecta. Eso no existe, lo que existe es un conocimiento de lo que sería más conveniente teniendo en cuenta a quién nos dirigimos, quienes somos, cómo queremos ser recordados en la mente de las personas, dónde estoy ubicado y quién soy en medio de mi competencia potencial. 
El resto es pantallas baratas que venden los publicistas. 

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