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sábado, 20 de noviembre de 2010

Los Conflictos en la Empresa (segunda parte)

Cuando tenemos un inconveniente determinado, pensamos que hay varias soluciones para este, pero lo más importante es solucionarlo de la mejor manera. La postergación en la solución de un conflicto solo alarga las tensiones en el tiempo, lo mejor cuando hablamos de situaciones de este tipo es el afrontamiento y no la evitación innecesaria. No obstante a esto, hay varias formas para la solución de conflictos laborales.
Este tema depende, en buena medida de las circunstancias: Su tipo, es un conflicto personal, interpersonal (con otro trabajador), grupal (entre varios grupos de trabajo). La naturaleza, es moral (por algo de principios, actitudes, conducta, ética empresarial), es por recursos (una información que falta, herramienta, dinero, tiempo, prioridades) grupales (de oficina, áreas de trabajo, etc.) existen varias maneras de apreciar una situación conflictiva pero cómo lo manejamos dice de cuál es mi prioridad: la empresa o yo.
Una vez que aparece un enfoque fatalista sobre la forma de afrontar los problemas diversos que acontecen en el ambiente donde trabajamos se despeja la posibilidad de que exista buena comunicación y se fomente una cultura organizacional que sustente la comprensión. Es casi improbable que no existan contratiempos que frenen lo que estamos haciendo pero la inmediata reacción que aflore debe ser una actitud madura, centrada en aprovechar la oportunidad para crecer y no para pasar por encima de la situación a como dé lugar.
Es cierto que ciertas finalidades de conflictos pasan por elementos de autoridad formal, escalones de poder, aprovechamiento de otros factores para terminar “ganando”. A veces es muy difícil rehacer las relaciones laborales resentidas luego de un mal manejo de un conflicto por un papel, una información, una charla, con el jefe, o el incumplimiento ante la irresponsabilidad del otro.
Recuerdo una vez que dos grupos de trabajo que representaban dos departamentos importantes en una empresa se llevaban muy mal por un altercado de manejo de papeles a tiempo, conflicto que se dio entre dos personas. La consecuencia fue que se hizo extensiva la aversión a todo el grupo de cada área respectivamente, trayendo como consecuencia que hubiera no solo un pésimo clima laboral allí sino demoras y frenos en la circulación de la información para el funcionamiento efectivo de la empresa. Se tomaron medidas cuando se había perdido muchísimo dinero al no darse una relación funcional entre los dos departamentos, salvo los imprescindibles.
En consecuencia, las empresas han buscado alternativas, cuya dinámica parece más adecuada a las necesidades de economía, flexibilidad, celeridad y mantenimiento de la relaciones. Entre ellas está la mediación, la negociación, el arbitraje, que en cualquiera de los casos habla de la participación de terceras personas en el asunto. La negociación y la mediación se caracterizan por la búsqueda de un compromiso conciliador de todas las partes, distinguiendo la posición de cada una y el interés que subyace. El arbitraje regula posiciones más legales y de corte regulatorio.
Aunque la reflexión de hoy gira sobre la base de que deben existir en nosotros pautas donde la mirada inicial que se tenga sobre una situación conflictiva no sea el termino discusión fatalista, o pensamientos de “terminará mal, lo sé; para qué perder el tiempo; no hay que ser paciente, ni educado con este (a)”. Soy de los que aboga por el crecimiento, ponerse en lugar del otro, si es imposible dar variantes de solución no buscando lo más primitivo en nosotros sino lo que contribuye a la verdadera comunicación, el arte de escuchar, mirar dentro y fuera de “mi sistema”. Sin dudas, cada momento donde soy parte de la solución y no del problema, me hace parte y no carga para la empresa.


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